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Sentencian a 45 años de prisión a feminicida en Sonora

Por Silvia Núñez Esquer
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En el juicio oral cuyas audiencias tuvieron una duración total de aproximadamente 32 horas, Carlos Gerardo Ruiz Ruiz obtuvo una sentencia condenatoria por el feminicidio de Diana Elizabeth Domínguez Félix.

Su jefe, compañero de trabajo  y pareja sentimental, privó de la vida a Diana en Ciudad Obregón, Sonora, y trasladó su cuerpo a la localidad de Tesia para intentar desaparecerlo.

Fue el 7 de noviembre de 2016 cuando la Fiscalía General de Justicia del estado recibió un reporte por desaparición de persona. Se trataba de Diana Domínguez quien dejó de responder su teléfono celular a la familia cuando viajaba en su auto hacia Los Mochis, Sinaloa.

Diana y Carlos trabajaban para una compañía de productos de laboratorio llamado Liomont por lo que viajar era una de las actividades cotidianas. El feminicida aprovechó esta circunstancia para interceptarla y acabar con su vida.

El motivo que llevó a Carlos a cometer el feminicidio es el hecho de que la empresa no permite las relaciones de pareja entre sus empleados, por lo que para él era lógico que quien debería separarse del trabajo era Diana, pues él tenía un mejor puesto, era gerente.

El auto de Diana fue localizado el 11 de noviembre de 2016, en una zanja en Tesia, lugar donde él la colocó días antes. Carlos intentó ocultar el cuerpo con desperdicios y partes de automóvil. Además le golpeó la cabeza con una piedra de entre 40 y 50 centímetros.

Diana Domínguez, quien laboró como representante médica para esa empresa durante 16 años, murió a causa de las 32 lesiones punzocortantes que le infligió Sergio, pero él quiso seguir lastimando su cuerpo, la golpeó en la cabeza con una piedra, lo que constituyó la lesión 33.

El juicio oral se estableció para el 17 de abril de 2018, luego de no aceptar la propuesta de un procedimiento abreviado y en el cual el feminicida obtuvo una sentencia de 45 años de prisión, la obligación de pagar 54 mil 780 pesos por reparación de daño moral y una condena genérica para que se liquidara en ejecución de sentencia como reparación del daño material.

FISCALÍA SOLICITÓ LA PENA MÁXIMA

La Fiscalía solicitaba la pena máxima de prisión por feminicidio, delito que en Sonora se castiga con 60 años de prisión pero el juez impuso 45. Sin embargo, la institución investigadora lo considera un caso de éxito por el grado de complejidad que lo caracteriza.

La vice fiscal de Feminicidios y Delitos por Razones de Género, Claudia Indira Contreras, opinó que la sentencia mitiga un poco el dolor de la familia por la pérdida de Diana, además de que envía un mensaje a la sociedad de no tolerancia a la  violencia contra las mujeres.

Fue un caso difícil, debatido, siempre con una defensa particular y  peritos de otros estados, sin embargo, el nivel de la Fiscalía es alto en el ámbito de la investigación, peritaje y litigación, afirmó la funcionaria.

Comentó que los debates y la resolución del feminicidio de Diana Domínguez son también base y ejemplo para futuros casos similares, pues la defensa no solo estuvo objetando las preguntas, sino que interpuso recursos de revocación y de nulidad. Será un referente de aprendizaje, enfatizó.

IMPORTANCIA DE LA PERSPECTIVA DE GÉNERO

Beatriz Alicia Martínez Valencia es una de las agentes del Ministerio Público que representó a la víctima de feminicidio, Diana Elizabeth Domínguez Félix.

Martínez Valencia resaltó la importancia de las pruebas científicas como la de una mancha de sangre en el zapato del sentenciado, mismo que lo colocó en el lugar del feminicidio, así como las  razones de género que se presentan en este delito.

A pesar de que un juez desestimó anteriormente otras pruebas que resultaban, acreditar las razones de género y una prueba de ADN que comprobó que él acusado estuvo en compañía de Diana, fueron argumentos definitorios.

La agente Alicia Martínez finalizó la audiencia pronunciando, en voz alta, una a una las 32 cuchilladas que Carlos infligió a Diana. Enalgo inusual, el coreo de la concurrencia no se hizo esperar. El tiempo que la funcionaria pasó haciendo el conteo, fue el mismo que Diana vivió cada una de las heridas de odio, durante su último minuto de vida.

Martínez Valencia inició su participación en el juicio diciendo: “El día de hoy conmemoramos a Diana Elizabeth Domínguez Félix, y en este momento, señoría, le damos voz”. Imaginar el último minuto de vida de Diana era el objetivo de contar las 32 puñaladas; darle voz, la finalidad.

La funcionaria resaltó la importancia de seguir el protocolo de investigación del delito de feminicidio con perspectiva de género, ya que en este caso las razones de género fueron plenamente acreditadas.

UN EQUIPO DE MUJERES

Iris Anel Armenta Hernández, encargada de litigación de la Fiscalía General de Justicia del estado de Sonora, y en este caso agente del ministerio público de litigación, calificó el caso de difícil y complejo, dada la clandestinidad con que se dio el hecho.

Sin testigos directos, las pruebas científicas eran fundamentales. Y a pesar de que por protocolo ofrecieron un juicio abreviado, había la convicción de que al final se demostraría la culpabilidad del imputado en un juicio oral.

El equipo representante de la víctima era solo de mujeres, mientras que el equipo de defensa del imputado por feminicidio, se componía de hombres. A pesar del intento de desestimaciones que se advertían de parte de la defensa, con sonrisas irónicas y actitudes, incluso al llamarlas “señoras” en plena audiencia, ellas se concentraron en sus argumentos.

Armenta Hernández consideró que el caso es un parteaguas en el estado de Sonora porque demuestra que las pruebas científicas siguen siendo el sostén de todo caso, sigue siendo la prueba máxima a pesar de que el delito se cometa en privado, “llevaremos a juicio a cualquier hombre que hiera o mate a una mujer”, dijo.

HACER HABLAR A TESTIGOS MUDOS

En este juicio por feminicidio Alejandra Beatriz Antelo Figueroa, perita oficial de la Fiscalía, se desempeñó como consultora técnica de los Ministerios Públicos en litigación. Su función fue brindar apoyo en relación a las pruebas periciales ofrecidas.

Entre sus actividades estuvo elaborar las preguntas técnicas clave que harían las agentes del Ministerios Públicos, y por otra parte, visibilizar las debilidades de la defensa y de los otros peritos. El caso de Diana, dijo, fue difícil, sobre todo por la ausencia de testigos; sin embargo, las pruebas científicas tienen como objetivo darles voz a esos testigos mudos, expresó.

La prueba contundente fue una mancha de sangre en el zapato del ahora sentenciado, sangre que era de la víctima. Una prueba científica que se pueden presentar en cualquier momento con los indicios que se tengan.

Antelo Figueroa consideró que la Fiscalía cuenta con la última tecnología para responder a estos casos, incluso afirmó que se adquirió una base de datos con información genética de personas reportadas como desaparecidas y familiares que buscan personas.

Desde al punto de vista técnico-científico, la lección que les deja esta investigación es que nunca se debe olvidar la empatía con las víctimas, y la observancia de protocolos pero sobre todo ser muy precisos, pues en el sistema oral no se permite corregir en el momento.

SENTENCIA JUSTA

Sylvia Félix Domínguez, prima de Diana Domínguez Félix consideró justa la sentencia que dictó el juez Ángel Alberto Trejo Duarte contra el feminicida, Carlos Ruiz Ruiz fue justa.

Ella dijo que por fin la madre de Diana, la señora María Auxiliadora Domínguez, así como toda la familia podrán llevar el duelo que no han podido vivir por dar seguimiento al aspecto judicial.

Aunque la sentencia no les devuelve a Diana, el hecho de que Carlos Ruiz haya asesinado en forma tan cruel a Diana, significa que podría privar de la vida a otras personas. Es un peligro para la sociedad, dijo Félix Domínguez.

El juez se mostró muy imparcial y justo, opinó, por esa razón se mostró esperanzada de que el caso se publique en los medios de comunicación, pues Diana merece que se sepa por qué fue asesinada y cuál fue la batalla para conseguir justicia.

Para Sylvia es importante que la sociedad sepa que Sergio se aprovechó de la relación de confianza que existía entre ambos, y que él planeó el asesinato en forma fría y calculada.

También quiere que se conozca que Diana Domínguez era madre de familia de un niño de trece años, que ella era hija única, que apoyaba en todo sentido a su madre, sobre todo porque padece una discapacidad.

Con la muerte de Diana Domínguez se apaga una vida, pero también se resquebraja la solidez de una familia. Una madre en desamparo, un hijo que llora a su madre, y una sociedad que teme que se repita el horror del feminicidio.

18/SNE

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