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En el inframundo, las mujeres rurales de México

Por Miriam Ruiz

Las campesinas mexicanas viven en el inframundo mientras el gobierno y la academia no se ponen de acuerdo en cómo lograr más participación femenina, reclamó hoy Rocío Miranda, representante de la Unión Nacional de los Trabajadores Agrícolas (UNTA), al secretario de la Reforma Agraria, Florencio Salazar.

En el acto oficial por el Día Mundial de la Mujer Rural, Rocío Miranda, una de las cinco oradoras que habló por parte de organizaciones campesinas, recordó que «sin democracia económica para las mujeres no hay democracia».

Pero el secretario sólo atino a responder con cifras -nada alentadoras por cierto- y anunció que para combatir la pobreza ancestral de las mujeres rurales la secretaría a su cargo aumentó en 65 por ciento sus recursos este año para el Programa de la Mujer en el Sector Rural (Promusag).

El objetivo de éste es la integración económica con proyectos productivos que este año serán 365 más respecto al anterior, sumando un total de mil 22 proyectos en beneficio de nueve mil campesinas.

Las cifras oficiales más recientes indican que hasta el año 2000 habitaban en comunidades rurales 12.3 millones de mujeres y 12.6 millones de varones. Estos últimos en constante emigración, lo que ha generado la llamada «feminización del agro».

De todas estas habitantes cerca de medio millón de mujeres son titulares de alguna tierra, cifra que representa 14.2 por ciento de casi 3.5 millones de titulares de la propiedad social del país, informa la SRA.

Cifras del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI), mencionadas en el evento indican que el 80 por ciento de las campesinas realizan actividades productivas. De todas ellas 28.6 por ciento son hortelanas y floricultoras, 26 por ciento trabajan en actividades agroindustriales y otro 31 por ciento en actividades sin especificar.

ACARREANDO AGUA

Para la directora general de la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas, Xochitl Galvez, la apuesta está en el uso de los 17 mil millones de pesos que se ocuparán en infraestructura, sin la cual las mujeres pierden horas acarreando agua, moliendo la masa y preparando los alimentos.

La indígena otomí informó que si bien el 87 por ciento de las mexicanas cuenta con agua potable, apenas 45 por ciento de las indígenas tienen acceso al agua limpia.

Todo lo anterior, redunda entre otras cosas, en su falta de tiempo libre para descansar y organizarse, señaló la funcionaria federal.

Al hacer hincapié en que los desplazamientos por conflictos agrarios pesan en los hombros de las campesinas, Xochitl Galvez puso su confianza en que Florencio Salazar acabe con los focos rojos en el campo como se comprometió.

La directora general adjunta de Promusag, Laura Isable Bartelt Díaz, en breve discurso dijo que la situación de las campesinas «no cambiará de la noche a la mañana» y se refirió al empoderamiento –o adquisición de habilidades y autoestima– de las mujeres rurales sin hacer mayor referencia a los proyectos a su cargo.

En el evento participaron también Vianey Romero, de la Central Campesina Independiente; Rocío Miranda, representante de la Unión Nacional de Trabajadores Agrícolas; Guadalupe Martínez, del Consejo Nacional de Sociedades y Unidades con Campesinos y Colonos y Isabel Bru, de la Coordinadora Nacional Plan de Ayala.

2003/MR/MEL

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