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Contagio por amor: el Sida llega a casa

Por Soledad Jarquín Edgar

Nora, Sonia, Niza, Lucía y todas, casi todas, tienen historias comunes. El contagio fue por «amor»; el amor de por parejas, que aún cuando sabían que tenían conductas sexuales de riesgo o que habían contraído el virus de Inmunodeficiencia Adquirida (VIH) o el Sida, no las protegieron.

Ellas también se contagiaron «por amor» porque, aun cuando habían oído hablar del virus, pensaron que eso nunca les pasaría o porque confiaron en la fidelidad de sus parejas.

Admiten que existen casos de violencia extrema contra las mujeres -cuentan las entrevistadas- como la de «una compañera» a quien su pareja le advirtió que «se acordaría toda la vida de su relación sexual con él». Cierto, la contagio de Sida y él lo sabía. Es misoginia plena, sostiene una de ellas.

Nora adquirió el VIH/Sida a través de su pareja. «Mi caso es más light, no he tenido que cuidar a nadie ni enterrarlo. Nos separamos a tiempo».

Sonia no cuenta lo mismo. También fue infectada por su pareja. Del mismo modo Lucía, quien lo cuidó y lo enterró. Después del fallecimiento de su esposo supo que era portadora del VIH… al igual que Víctor, su pequeño que hoy tiene tres años de edad.

Nora tuvo que esperar a que el enojo, la rabia y la indignación terminaran para hablar con su familia más cercana. El resto se enteró hace apenas unos meses, cuando una meningitis la tuvo hospitalizada por varias semanas y empezaban los cuestionamientos. «Lo curioso es que mis tías lloraban y yo tenía que consolarlas».

Lucía, en cambio, hasta ahora oculta a su familia que está enferma; asegura que no lo hará en lo inmediato, como no lo ha hecho desde que sabe su diagnóstico, hace más de dos años, porque tiene miedo a que la corran de la casa. «Mis hermanos son muy machos y me correrían de inmediato».

Niza rebasa apenas los 30 años. Hace cinco se sabe portadora del VIH y, en un ejercicio vital, se rebeló contra su suerte, «se aferró a la vida», dice, por su hijo, aunque luego lo piensa y siente que fue por ella misma. Hoy es una activista y forma parte de una organización de personas que viven con VIH/Sida.

Niza explica que su experiencia le dice con claridad que hacen falta campañas con perspectiva de género, porque no existen a pesar del alto número de mujeres infectadas, que desde el 2004, según el Programa Conjunto de Naciones Unidas sobre el VIH/Sida (ONUSIDA), es igual al número de varones de forma global.

Aunque son portadoras del VIH/Sida, ellas luchan todos los días por mejorar la condición de las otras mujeres, en especial de las amas de casa, «de ellas que piensan que nunca les sucederá, pero nos sucede; nosotras somos ejemplo de lo que puede pasar», señala en entrevista Sonia, quien es vicepresidenta de asuntos de género del Frente Nacional de Personas Afectadas por VIH/Sida.

En Oaxaca, señala la directora general del Consejo Estatal de Lucha contra el Sida (Coesida), Gabriela Velásquez Rosas, que hasta el 20 de noviembre del año en curso 370 amas de casa -es decir, las madres de casi un millar de niñas y niños- habían sido contagiadas por sus parejas.

Explicó que del total de pacientes atendidos por Coesida en la entidad, quienes suman 470, al menos 300 se encuentran con tratamientos adecuados y positivos para ellos, pues sus resultados los ubica en la categoría de «indetectables».

Las activistas Sonia y Niza coinciden en la importancia de garantizar la distribución de medicamentos a las mujeres con VIH o Sida en todo el país, como sucede en Oaxaca, y al mismo tiempo abogan porque «se adecuen los medicamentos al físico de las mujeres, pues las dosis que toman fueron hechas pensando en la constitución física de los hombres».

Todas coinciden en que es común la violación a sus derechos humanos. «Te niegan la atención médica porque suponen -y te lo dicen- que ya te vas a morir, que para qué quieres ver al doctor», señala Nora.

Al respecto sostiene Niza: «Nuestros hijos e hijas no son admitidos en las escuelas y la Secretaría de Educación Pública no dice nada absolutamente»

Y continúa: «estamos sujetas a juicios de valor del personal médico, que asume que nosotras no tenemos vida sexual y, por tanto, no nos facilita métodos anticonceptivos. Si te embarazas te consideran irresponsable y si decides que no quieres tener el bebé tampoco se te facilita abortar. La normatividad no existe aunque exista».

Sin embargo, Nora, Sonia, Niza y Lucía reconocen que es la falta de información sobre el VIH/Sida y la falta de poder de las mujeres dentro de la relación de pareja lo que hace que ellas se sigan contagiando.

Asimismo, cabe recordar, en el marco de la campaña internacional 16 Días de Activismo contra la Violencia hacia las Mujeres -misma que este año tiene como eje principal la relación entre mujeres y Sida- que no brindar información y atención a las personas que viven con VIH/Sida constituye una forma de violencia contra ellas.

05/SJ/YT

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