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Cinco prejuicios acerca de la bisexualidad

Por Myriam Brito Domínguez*

La bisexualidad es una orientación sexual, como la heterosexualidad y la homosexualidad, no es una enfermedad, ni una desviación, tampoco es un desafortunado desacomodo de la psique o una locura doble.

Lejos de ello, la bisexualidad se caracteriza porque el deseo o la atracción sexual contempla a mujeres y hombres. Así, las personas con una orientación bisexual somos quienes tienen sentimientos amorosos, eróticos, afectos, fantasías, vínculos y/o experiencias con mujeres y hombres, y/o nos identificamos como bisexuales. Sin embargo, sobre la bisexualidad pesan muchos prejuicios que vale la pena comenzar a cuestionar.

Primer prejuicio: a las y los bisexuales nos gustan mujeres y hombres por igual y con la misma intensidad, «todas las mujeres y todos los hombres», por ello somos «hipersexuales», «le tiramos a todo lo que se mueva», o como dice un querido amigo, «conformamos el voluntariado sexual».

Falso, la bisexualidad no atrofia ni anula nuestra capacidad de elección, ni nuestra voluntad, podemos elegir con quien relacionarnos y con quien no, por ello no es verdad que nos gusten ni todas las mujeres ni todos los hombres, así como tampoco es cierto que a las lesbianas les gusten todas las mujeres, a los gays todos los hombres, ni a las mujeres heterosexuales todos los hombres o a los hombres heterosexuales todas las mujeres.

Segundo prejuicio: las personas bisexuales somos infieles «por naturaleza», no podemos establecer relaciones duraderas y menos aún, monogámicas. Falso, la cuestión de la fidelidad y el problema de la infidelidad no están relacionados directamente con la orientación sexo-afectiva, sino con normas sociales.

Cualquier persona puede ser fiel o infiel de acuerdo con sus propias decisiones y/o imperativos morales, no es sólo cuestión de quién me gusta o con quién me relaciono, sino también de cómo y bajo que reglas o acuerdos establezco mis relaciones amorosas, afectivas y/o eróticas.

El que a las personas con una orientación bisexual nos pueden gustar hombres y mujeres, no implica necesariamente, que nos relacionemos con varias personas al mismo tiempo o que no podamos establecer relaciones duraderas e incluso monogámicas.

Tercer prejuicio: las y los bisexuales somos personas indecisas, con un deseo sexual «ambiguo», «no sabemos lo que queremos» o «queremos todo» nos dicen, es más, seguramente «somos lesbianas o gays de clóset».

Falso, las personas que nos identificamos como bisexuales, como cualquiera otra, sabemos lo que sentimos y lo queremos, nuestra orientación sexual es clara y no nos impide saber cómo nos asumimos y qué le da sentido a nuestro deseo y a nuestras relaciones amorosas.

Si bien es cierto que hay casos en los que cambia la orientación del deseo, no es verdad que esto sea lo común. Más aún, nadie tiene el derecho a decirme cuáles son mis preferencias, gustos o afectos «verdaderos», ya que, parafraseando el psicoterapeuta David Barrios, la experta en mí, soy yo misma y nadie puede saber más que yo a este respecto.

Cuarto prejuicio: las y los bisexuales necesitamos estar con una mujer y un hombre al mismo tiempo para sentirnos «verdaderamente bisexuales». Este prejuicio, dicho sea de paso, se relaciona con ciertos estereotipos recurrentes.

Generalmente se piensa que bisexual es un hombre masculino y casado que tiene relaciones con otros hombres. Para el caso de las mujeres, se debe decir, que la bisexualidad femenina, como mucho de lo que se asocia con las mujeres, es invisible, cuando se piensa en bisexualidad no suele pensarse que existan mujeres bisexuales y cuando sí se hace, se recurre al estereotipo de dos mujeres que se relacionan con un hombre, pero para el placer de éste.

Es perfectamente posible que algunas personas establezcan este tipo de relaciones, pero también lo es, que muchas otras lo hagan de maneras distintas. Asimismo, es falso que las y los bisexuales «necesitemos» estar con mujer y hombre al mismo tiempo para ser «bisexuales de a de veras», tal vez habrá quienes lo vivan así, pero ello está lejos de ser una regla, pensarlo de esta forma es aludir y reforzar un estereotipo.

Quinto prejuicio: las y los bisexuales somos lo mismo que lesbianas y gays. Falso, la bisexualidad tiene sus propias particularidades, ya que nuestra identificación sexual se estructura con otros elementos, mientras que la de las lesbianas tiene como referente a las mujeres y la de los gays a los hombres, la nuestra se dirige hacia dos conjuntos humanos, mujeres y hombres, que social y culturalmente han sido construidos y se perciben como distintos, y ello trae consigo diferencias importantes para la conformación de nuestra orientación sexual.

Es cierto que compartimos con lesbianas y gays el tener una orientación distinta a la heterosexual, con todo lo que ello implica, sin embargo, no somos lo mismo (lo cual no significa, hay que decirlo, que no podamos trabajar juntas y juntos o construir proyectos en común).
* Tomado de opcionbi.com

06/LR

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