En México para mejorar la situación económica de la familia tres de cada 10 hombres y una de cada cinco mujeres se han visto en la necesidad de tomar un trabajo adicional, mientras el 26.5 de los varones y 15.3 por ciento de las mujeres han debido trabajar doble turno, reveló un estudio oficial.
El estudio Condiciones y Vivencias de la Pobreza en México Desde la perspectiva de Género, realizado por el Instituto Nacional de Desarrollo Social (Indesol), revela las desventajas que viven las mujeres en relación con la población masculina.
El estudio de Indesol señala además que alrededor del 15 por ciento de los hombres ha pedido a su cónyuge que trabaje para mejorar la situación económica familiar. De ellos, nueve manifestaron que esto ha permitido mejorar los ingresos económicos del hogar.
Mediante una muestra representativa de zonas urbanas, -dos mil 486 mujeres y hombres-, se recogió información para entender s la situación de las mujeres en estado de pobreza.
Información del Consejo Nacional de Población (Conapo), revela que en 1976, uno de cada siete hogares estaba encabezado por mujeres, 24 años después la cifra había aumentado a casi uno de cada cinco.
En México 4.6 millones de hogares tienen como jefa a una mujer, en ellos viven 16.5 millones de personas. De las jefas de hogar, 54.8 por ciento son económicamente activas. Alrededor de 65 por ciento tiene entre 25 y 49 años de edad.
Se espera que en el año 2005, el número de hogares ascienda a 28 millones 374 mil 523. De los cuales cinco millones 886 mil 704 serán jefaturados por mujeres.
El análisis de Indesol revela que más de la mitad de las mujeres piensan que son ellas las que sufren más cuando hay una situación de pobreza, en contraste con 38.7 por ciento de los hombres. También 85 por ciento de mujeres y hombres manifiestan que si el dinero es poco, el principal gasto que se cubre es la alimentación.
Se explica que la pobreza es un estado de carencia que impide a los individuos alcanzar niveles de vida socialmente aceptables. «Las personas pobres, en su conjunto, son individuos carentes de bienes materiales y simbólicos».
Ante las circunstancias de las mujeres, asociadas a su biología –embarazos y lactancias—y sus roles como cónyuge o madre y su subordinación culturalmente construida, «ellas se enfrentan a condiciones desventajosas que se acumulan con otros efectos de la pobreza misma».
2003/RGL/MEL