La mitad de la población capitalina estaría en desacuerdo con la participación política de jerarcas religiosos y 75 por ciento rechaza que las iglesias apoyen algún partido político.
Así lo da a conocer el estudio Valores Religiosos y Comportamiento Social, realizada por Elio Masferrer, Elizabeth Díaz y Luis Jiménez, integrantes del equipo Religión y Sociedad de la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH), presentado hoy en conferencia de prensa.
Ante la pregunta ¿usted cree que en nuestro país, al haber un presidente creyente, ha cambiado la forma de gobernar?, 76 por ciento de una muestra de 180 personas consultados respondió que «no ha cambiado en nada», reveló hoy la encuesta sobre valores religiosos y elecciones.
La investigación generada en el contexto de tres procesos electorales, 1997, 2002 y 2003 en el Distrito Federal y el área metropolitana fue presentada hoy en el salón Arturo Romano de la ENAH.
Allí, el experto en religiones, Elio Masferrer dijo que durante mucho tiempo las posiciones en materia religiosa de los actores políticos se habían mantenido en el campo de la vida privada de los mismos.
Frente el cuestionamiento ¿está de acuerdo en que los líderes y/o autoridades religiosas participen en la política?, las personas respondieron que no deben meterse en política en 65 por ciento de los casos.
Siete de cada 10 participantes consideró irrelevante que el candidato ganador fuera una persona creyente, en tanto que 37 por ciento consideró que estaba mal si los candidatos mezclaban la religión en sus campañas. Y un 34 por ciento consideró que se pueden usar las creencias para ganar votos.
Según los datos del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI) 87 por ciento de la población mexicana se concibe como católica, ocho por ciento no son católicos, y el cuatro por ciento sin religión.
Masferrer Kan señaló que con la investigación se puede concluir que los entrevistados están convencidos que las Iglesias tienen mucho que aportar a la cuestión pública, pero que esta no debe involucrarse en cuestiones partidarias ni electorales.
2003/RGL/MR
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