Al concluir el seminario «Iniciativa para estrechar los vínculos entre la salud reproductiva y los programas de reformas del sector salud en América Latina y el Caribe», la especialista Hillary Standing convocó a las y los participantes a establecer una sola definición de salud reproductiva, así como del proceso de reforma al sector salud.
Las y los investigadores en salud sexual y reproductiva de la región deben unificar criterios y lenguajes con miras a contribuir a que se incluya la perspectiva de género en la planeación y prestación de servicios dirigidos a las mujeres, dijo la representante del británico Programa de Salud y Cambio Social «Compañero», del Instituto de Estudios del Desarrollo.
Apuntó que las ponencias presentadas durante el seminario por investigadores de países como Colombia, Perú, Bolivia o Uruguay, reflejaron diferentes acepciones sobre el término salud reproductiva.
Puso como ejemplo que algunos estudios analizaron la situación de los servicios de salud sexual y reproductiva en sus respectivos países desde la óptica de la Convención de El Cairo, mientras que otros se refirieron a la atención en salud como un proceso diferenciado para hombres y mujeres.
Hillary Standing añadió que los trabajos de investigación también reflejaron diferentes concepciones del proceso de reforma al sector sanitario en los países de la región, que en el caso de México se desarrolla desde los años ochenta.
Explicó que en el evento se discutió la reforma desde diferentes aristas: las medidas de financiamiento y protección social, las modificaciones respecto a la demanda en salud de las comunidades, o la privatización de la atención sanitaria.
La médica de origen británico advirtió que en el seminario no se reflexionó sobre el proceso privatizador en la prestación de servicios sanitarios, y cómo afecta a la salud sexual y reproductiva de las mujeres. Recalcó que es necesario analizar el significado de las reformas al sector salud como una medida para «insertar a la salud reproductiva en ese proceso».
Aclaró que de ese modo las y los especialistas en salud reproductiva, junto con funcionarios y funcionarias del sector, podrían incidir, por ejemplo, en la creación de estructuras especializadas para atender la salud sexual y reproductiva de la población adolescente, las cuales «son inexistentes en el mundo».
Hillary Standing hizo notar que el discurso oficial acerca de la salud como un derecho universal «tiene limitaciones», ya que deja de lado la ejecución de políticas públicas en el sector con base en las necesidades y prioridades particulares de la población, en específico de las mujeres.
Por su parte, el director del Centro de Análisis Social y Económico de la Fundación Mexicana para la Salud (Funsalud), Gustavo Nigenda, calificó el seminario como «exitoso», y destacó que las y los investigadores de América Latina deben contribuir con sus estudios para que la atención en salud sexual y reproductiva tenga enfoque de género «y no se quede sólo en el discurso».
La reunión, organizada por el gobierno de Oaxaca y Funsalud, con el apoyo económico de la estadounidense Fundación Rockefeller, fue clausurado por la directora del Instituto de la Mujer Oaxaqueña, Norma Reyes Terán, quien dijo que «el gran reto del siglo» es lograr que a las mujeres se les respete el derecho a decidir sobre sus vidas.
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