«Ni una más» es la frase que hoy en el zócalo de la ciudad de México está impresa en camisetas, en partituras, en carteles y en la mente de quienes enfrentan otra vez la historia impune de las más de 300 mujeres asesinadas en Ciudad Juárez, Chihuahua. Es una de las mayores movilizaciones artísticas en el país por una demanda de justicia.
Al iniciar la segunda Feria del Día Internacional por la No Violencia hacia las Mujeres, integrantes de organizaciones civiles y paseantes dominicales se encontraron para reflexionar sobre el significado de la violencia de género en el lugar que alguna vez se llamó el ombligo del mundo.
Antes de mediodía, un centenar de personas, hombres en su mayoría, presenciaron divertidos y atentos la farsa «Sólo para machos» presentada por el grupo «¿No que no?» del Sindicato de Trabajadores de la Universidad Nacional Autónoma de México (STUNAM).
Uniformados y obreros, cincuentones y estudiantes siguieron la puesta en escena donde un presentador discurre sobre los enormes y numerosos defectos de las mujeres, las características de la «mujer ideal» mientras que una señora lo interpela constantemente.
Del otro lado de la plaza de la Constitución iniciaba el reparto de volantes y folletos cuestionando los noviazgos y matrimonios violentos, así como las alternativas de solución.
Mientras luchaba por su vida en un baldío de Ciudad Juárez, Alma Chavira Farell –hallada muerta el 23 de enero de 1993– no imaginó que su nombre y el de otras 300 juarenses sería recordado casi diez años después en esta feria de presencia internacional y en la que media centena de grupos artísticos las conmemoraron con música, teatro y obras plásticas.
Las muertes siguen año tras año: «Una mañana la encuentran… es tomado por secuestro y violación brutal». La soprano Mónica Vidal cantó la historia de las hijas perdidas en Ciudad Juárez mientras los sonidos electroacústicos del grupo Axioma la acompañaron.
«Ni una más, sin su mirar», finaliza la pieza que provocó silencio primero y aplausos después.
A cincuenta metros avanzan los graffitis que una veintena de jóvenes, mujeres y hombres, crean en una mampara reflexiones sobre la violencia en Juárez. Una morena desnuda junto al texto «Si este cuerpo no es para mí, entonces ¿para quién será?», un rostro en blanco y negro con finos hilos de sangre. Las imágenes se revelan. Son fuertes. Ya es mediodía.
«Esta es una propuesta gráfica muy poderosa», señala la graffitera Vasi, mientras rocía la tablaroca y abunda en que llegaron mediante una convocatoria del grupo Católicas por el Derecho a Decidir.
Y las Mujeres en Fuga, autoras de pop, blues y trova, refuerzan la exigencia de justicia para una joven migrante que rumbo al trabajo en alguna fábrica de Juárez «llevaba su juventud en la mochila y un par de recuerdos bien guardados en el corazón» y que «vino buscando la vida y encontró la muerte».
El performance, que ha resultado una efectiva expresión artística sobre el horror de la realidad, también está presente en esta feria organizada por las organizaciones civiles en pro de los derechos humanos de las mujeres y el Gobierno del Distrito Federal.
El grupo del movimiento dark Almas Perdidas, una decena de mujeres y varones jóvenes de riguroso negro, genera una reflexión sobre la devaluación de las mujeres, con cruces de tamaño humano en «Tu cruz o tu calvario».
«El movimiento oscuro, para ser sinceras, es muy apático», dijo Bianca Ayala. «Pero nosotros queremos hacer algo, que no caiga ni una más», ir contra la misma ignorancia que el movimiento ha generado que los confunde con satánicos.
Para los vendedores de nieve y tepache en el zócalo es un día más. Las ventas y el número de personas es como cualquier otro día. Pero la jornada continúa y mañana cerrará con la velación a las almas de las asesinadas al finalizar la gran procesión que partirá del antiguo edificio de la Inquisición en la calle de Colón.
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