Al celebrarse hoy el Día Internacional de la Empleada del Hogar, la directora del Instituto de las Mujeres del Distrito Federal (Inmujeres-DF) Luz Rosales Esteva, sostuvo que las empleadas del hogar son las incansables tejedoras de propuestas y alternativas para impedir su discriminación, así como ser víctimas de la violencia en el trabajo.
La funcionaria capitalina explicó que, de acuerdo a la Segunda Encuesta de Empleo en México, un millón 600 mil personas se dedican al trabajo doméstico remunerado, el 85 por ciento son mujeres y que a pesar de que esta actividad representa una importante aportación económica en el desarrollo del país no es reconocida.
Luego de señalar que en el Distrito Federal aproximadamente 143 mil mujeres se dedican a este trabajo, destacó como necesidades básicas de este sector satisfacer su seguridad seguro social, protección médica, jornadas menores de trabajo, y un claro respeto por su vida personal.
Tras definirse como madre soltera y expresar su decisión de fortalecer la participación de las mujeres en sectores públicos, Ruth Zavaleta jefa de la delegación Venustiano Carranza, inauguró esta mañana el evento donde se conmemoró el Día Internacional de la Empleada del Hogar en la casa de la cultura de ésta delegación.
Dicha reunión convocó a representantes de seis delegaciones del Distrito Federal, y representantes del Centro de Apoyo y Capacitación para Empleadas del Hogar, y del Colectivo Atabal las cuales analizaron la situación crítica a la que se enfrentan las trabajadoras del hogar.
Cabe señalar que el Día Internacional de la Empleada del Hogar se estableció el 30 de marzo de 1988, por ser la fecha en la que concluyó el Primer Encuentro Latinoamericano y del Caribe de Trabajadoras del Hogar en Bogotá, Colombia; este día se creó con el objetivo de valorar el trabajo del hogar.
CULTURA DE RESPETO AL TRABAJO DEL HOGAR
Por otra parte Fiorella Calderón Cabrera, representante en Bolivia de la Fundación Friedrich Ebert, explicó que desde finales del siglo XVII este trabajo se viene realizando por mujeres sin ser reconocido como un empleo digno, por lo cual es necesario visibilizarlo con el apoyo de organizaciones e instituciones a favor de esta causa.
Calderón calificó el trabajo del hogar como una actividad de «alto riesgo», pues éstas mujeres se arriesgan a todo tipo de abusos al entrar a un hogar que no es el suyo, como el riesgo más lamentable señaló el abuso sexual.
Fiorella se refirió a las trabajadoras del hogar en Bolivia, las cuales desde los años setenta y ochenta han sido un ejemplo de vanguardia por hacer visible su trabajo, y crear una cultura donde se valore ésta actividad.
Agregó que en Bolivia las trabajadoras del hogar se encuentran organizadas en sindicatos desde 1987, mismo reconocimiento que le confirió la Central Obrera Boliviana, «es una lucha de 20 años», subrayó Calderón, a la cual podrían sumarse los demás países de Latinoamérica.
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