Con todo y que en México el aborto ni se persigue ni se castiga, como lo marca la ley, su clandestinidad provoca la muerte de más de mil mujeres cada año por interrupciones del embarazo mal practicadas.
El Grupo de Trabajo sobre Derechos Sexuales y Reproductivos (Desyr) –conformados por más de una veintena de organizaciones civiles–, advirtió que las víctimas en su gran mayoría son mujeres pobres.
En torno al aborto, tal como lo señalan todas las encuestas, las mujeres y los hombres están convencidos de la necesidad de su despenalización; sin embargo no se manifiestan públicamente por considerar que se trata de una decisión íntima o privada, observó el grupo.
Lo anterior, dijo, dificulta la posibilidad de que se organicen movilizaciones en favor de la despenalización; resistencia que además es fomentada por la falsa imagen del aborto y la doble moral.
Para Desyr ha faltado abordar este tema de manera profunda, con imágenes que muestren el dramatismo del problema y muevan a la solidaridad y a la movilización, de mujeres en particular y de la sociedad en general.
Por otro lado, la organización no gubernamental Population Council se comprometió a iniciar diversas investigaciones sobre el aborto en el transcurso de los próximos años, ya que consideran que es esencial documentar hechos y afinar herramientas de información para la esfera política.
Por otro lado una encuesta aleatoria practicada por la Academia Mexicana de Bioética con tres mil empleados del gobierno federal, muestra que 78 por ciento de las y los católicos declarados aceptan por lo menos alguna causal del aborto.
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