Mientras que el SIDA continúa propagándose por el mundo, las poblaciones vulnerables, incluyendo a los refugiados, están siendo afectadas. En Africa, por ejemplo, el porcentaje de Virus VIH/Sida entre los refugiados y la población local oscila entre el siete y el 25 por ciento, reporta el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR).
Con motivo del Día Internacional de Lucha contra el Sida, ACNUR revela que jóvenes entre 12 y 24 años representan 35 por ciento de 21.8 millones de refugiados, se encuentran hoy infectados por el VIH, situación que incluso va en aumento entre los infantes.
Por ejemplo, de acuerdo con un estudio llevado a cabo por el ACNUR en 1999 en campamentos de refugiados en Tanzania, algunos jóvenes inician relaciones sexuales a la edad de 10 años.
Una de las preocupaciones que puso de manifiesto el estudio es que las prácticas sexuales de estos jóvenes son de alto riesgo, pues suelen tener múltiples parejas, sexo sin protección o intercambiar sexo por regalos de hombres mayores.
Esa situación explica ACNUR, a través de un comunicado, hace suponer que la tasa de mortandad en los campamentos de refugiados se duplique en los próximos años, aumentando con ello el número de menores contagiados.
Además de la juventud en general, las mujeres y niñas son las más susceptibles a la contaminación de esa enfermedad.
Las situaciones de refugiados pueden dar lugar a que se presenten comportamientos sexuales del alto riesgo, forzosos y de abuso, incluyendo la violación. Las mujeres y las niñas son frecuentemente obligadas a tener relaciones sexuales para poder tener acceso a necesidades básicas como comida, techo y seguridad.
Lo anterior fue demostrado durante el éxodo de los llamados «boat people» vietnamitas y la guerra civil en Liberia, sólo para mencionar dos casos.
Por más de 10 años, el ACNUR ha trabajado en la elaboración de derechos y materiales para sus actividades de campo, a fin de alentar la prevención y dar asistencia, tanto en los campamentos como en las situaciones de emergencia.
Las directrices están basadas en cuatro principios: promover la prevención, asegurar el abastecimiento de sangre no contaminada, controlar la propagación de infecciones venéreas y proporcionar información básica sobre el virus VI/SIDA. También se promueve el acceso de enfermos de SIDA a servicios de asesoría voluntaria, análisis clínicos y servicios comunitarios.
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