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La migración gana terreno en la agenda política

Por la Redacción

La inmigración constituye uno de los aspectos centrales en la formación de la nación americana, y el atractivo de emigrar hacia ella siempre ha estado presente en la población de nuestro país. Tampoco se puede negar el beneficio económico real que la migración representa para ambos países.

Así lo manifestó Juan Manuel Micher Camarena, catedrático del Departamento de Salud de la Universidad Iberoamericana (UI), quien aseveró que las condiciones de crisis económica prolongada han hecho que la inmigración haya ganado actualidad en la agenda política al constituirse como una de las mayores fuentes de ingresos de las familias de escasos recursos.

El catedrático dijo que la mano de obra generada por nuestros paisanos contribuye sustancialmente a mantener una economía multimillonaria en Estados Unidos, ocupándose del cultivo de la tierra en sitios donde la mano de obra local resultaría insuficiente y poco atractiva para los norteamericanos.

En California, por ejemplo, donde se cultiva el 55% de la producción estadounidense de frutas y verduras, el 95 % de los trabajadores agrícolas son inmigrantes, y de éstos el 91% son nacidos en México.

Los empleos en la construcción y los servicios domésticos también son ocupados en su mayoría por mujeres y hombres mexicanos, que gracias a su participación y al bajo costo de sus servicios han permitido que el nivel de vida de los hogares norteamericanos mejore, lo que se extiende a la industria de alimentos y al turismo.

Sin embargo, aseguró, «el beneficio económico no está libre de violaciones a los derechos humanos y de inequidad social, lo que constituye un riesgo potencial, tanto para los que emigran como para las sociedades a las que se incorporan estas corrientes migratorias; las remesas mismas, que pueden llegar a constituir hasta el segundo rubro de ingresos de nuestro país después del petróleo, han sido vistas con recelo por los economistas, quienes piensan que a la larga esto no traerá consigo todos los beneficios que se piensa».

Suponiendo que estos riesgos en el contexto de la economía global sean reales, la migración es un fenómeno global que no puede detenerse, y requiere que busquemos la manera de atenuar los efectos negativos; debemos investigar las raíces del problema y enfocarnos en aprovechar los movimientos migratorios, buscando formas de impulsar el regreso de los migrantes en forma de incremento de capital humano más allá de los envíos de dólares del extranjero.

Las investigaciones sobre migración, tanto en América como en Europa y Asia, indican que los migrantes más calificados son los que tienen menos probabilidad de regresar. Las dificultades de retorno hacen que la mejor parte de los que podrían incrementar ese capital humano en lo que a México se refiere, acaben quedándose a vivir de manera permanente en Estados Unidos y llevando consigo a sus familiares más cercanos.

Micher Camarena aseguró que la realidad no es muy alentadora para la búsqueda de explicaciones y propuestas para encauzar estas potencialidades de nuestros migrantes, cuya situación sigue siendo crítica aunque su permanencia en el extranjero signifique un mejoramiento de su condición de vida y un aporte generoso para los familiares que dependen de ellos en México.

Después de un tiempo, la misma adaptación que les permitió acomodarse a un modo de vida austero y reservado, les genera necesidades sociales y humanas que no pueden satisfacer, como la carencia de servicios de salud y prestaciones sociales, en un intenso desgaste generado por las condiciones de trabajo tan agudas, aunado a las pocas oportunidades de descanso o relajación que tienen.

Con respecto a la problemática nutricional, también se presentan inconvenientes generados por el cambio en los patrones de alimentación, como la disponibilidad de grasas y carbohidratos baratos, la necesidad del fast food para ganar tiempo de trabajo y la carencia de alimentos naturales, lo que favorecen las condiciones de sobrepeso y obesidad: el 81 % de los hombres y el 76% de las mujeres presentaron sobrepeso en 2001, con lo que ya desde entonces se veía la tendencia creciente del riesgo de enfermedades crónicas, diabetes e hipertensión arterial.

El aumento en la incidencia de tuberculosis o infección por VIH en las mujeres y hombres migrantes representa un riesgo sanitario que no es posible afrontar por la falta de acceso a los servicios médicos. La necesidad de pertenencia y aceptación por un grupo social, la lejanía de la familia y la fatiga hacen que aparezca la depresión, la sensación de abandono y el aislamiento social, sobre todo cuando se les confina a territorios de exclusión donde en ocasiones se favorece la aparición de conductas al margen de la legalidad que comprometen su seguridad y los hace tropezar con un sistema que difícilmente tolera las conductas parasociales, marginándolos con rechazo y castigo.

2005/GM

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