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Igualdad y seguridad para las mujeres, un reclamo nacional

Por Carmen R. Ponce Meléndez*
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El tema del día  y para buen rato es el debate presidencial y sus efectos en los votos para los candidatos a la Presidencia, los subtemas de primer orden: Seguridad, Violencia y Corrupción; todos hijos predilectos o productos “naturales” del modelo económico del país neoliberal, capitalista y globalizador. Si es que se quiere abordar las causas de la situación en que se encuentran las mujeres del país y que debería forma parte de los temas a debatir.

La violencia que se ejerce contra las mujeres es de tal magnitud que según la ONU México ocupa el primer lugar en violencia sexual. Además o de “complemento” está la violencia económica que produce mujeres pobres –sean o no trabajadoras–, también produce mucha desigualdad de género y vuelve a las mujeres más sensibles a la violencia, entre otras cosas.

¿Cómo se explica que en 2007 la tasa nacional de defunciones femeninas con presunción de homicidio (feminicidios) era de 1.9 y para 2011 creció a 4.6 o 4.4 en 2017? (ver gráfica aquí). En 2017, los asesinatos de mujeres se incrementaron 52 por ciento en comparación con 2015, al registrarse 3 mil 256 casos. De 2014 al año anterior, sumaron 8 mil 904, de las cuales sólo en 24.57 por ciento se inició una investigación como feminicidio, denunció el Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio (OCNF). La Jornada 11 de abril 2018.

Hallaron que muchos de los feminicidios son cometidos por la delincuencia y el crimen organizado en entidades como Guerrero, Sinaloa, estado de México y Morelos. Sin embargo, dijo, estos casos tampoco son investigados. Total impunidad.

Bueno, pues a pesar de todo ello el tema no estuvo en el debate. ¿Cómo abordar el tema de la violencia contra la mujer cuando se le considera parte del grupo vulnerable?, un término discriminatorio por definición, eso a pesar de representar más de la mitad de la población.

El candidato José Antonio Meade dijo que cuidaría que no se le faltara “el respeto a las mujeres”, ¡vaya que tranquilidad! Regresemos al lenguaje de las “Damas versus Caballeros”, del siglo XVIII, muy propio de la cultura patriarcal y machista que tanto daño causa y ha causado a las Mujeres.

Como bien dice Rita Sagato el problema no son los hombres, o por lo menos no es el único problema, el centro de la cuestión es la Sociedad, entrarle a la causalidad, plantear un proyecto de nación para todos y todas.

Ante el nivel de feminicidios que tiene México eso de “faltarle al respeto” más bien parece un chiste cruel. Y ni hablar del mujerismo y la desvergüenza de la candidata independiente (más bien dependiente) Margarita Zavala.

Para empezar está usurpando un lugar en ese debate, su presencia es muy cuestionable y ya se vio a quién apoya o quién apoya su presencia, sus votos tendrán un destino final: Meade.

Pero cuando dijo que quería hablar de la Mujer y que las apoyaría y defendería evidentemente quiere explotar su condición de mujer. Habría que recordarle su actitud ante las madres de la guardería ABC; sus respuestas a las trabajadoras del SME cuando la fueron a ver por lo que hizo su marido, el expresidente Felipe Calderón, con Luz y Fuerza; su silencio cómplice frente a las madres, esposas o hijas de los miles de muertos y desaparecidos en su sexenio como primera dama.

Gracias a la reforma laboral que se aprobó en el sexenio de su marido hoy miles de trabajadoras del país tienen un salario más raquítico, hay más desempleo y han perdido sus derechos laborales. Por favor, no hay que darle la oportunidad de que siga “defendiendo” a las mujeres.

Al “trampas” (perdón Bronco), como Salvador Camarena llama al candidato independiente, Jaime Rodríguez, otros lo caracterizaron como Talibán o miembro del Islam. Aunque es el rey de los memes sobre el debate creo que si es muy preocupante todo lo que dijo. A diferencia Denise Dresser que en el programa de Carmen Aristegui mencionó que no valía la pena ocuparse de él, es necesario.

Llegó a ese debate con mil trampas evidenciadas por el propio INE y con muchas firmas de apoyo de priistas de viejo cuño en el norte del país. Nos guste o no representa a un sector de la sociedad mexicana: violenta, machista, misógina y francamente fascista, no sólo de la derecha como Anaya o Meade.

Propone “educación militarizada”, desaparecer los partidos (muy peligroso); sus expresiones sobre las mujeres y la diversidad sexual lo retratan de cuerpo entero. Obvio, los votos que sume irán a la causa de Meade, es decir del PRI. Y todavía nos preguntamos por qué hay tantos feminicidios, impunidad, violencia contra las mujeres, corrupción y etcétera, etcétera.

La respuesta no está en el viento, sino en la construcción de un proyecto de nación transformador. El único que habló de un proyecto de nación –en el que podemos o no estar de acuerdo–, fue el puntero en las encuestas: Andrés Manuel López Obrador, que tuvo un magnifico cierre en el dichoso debate, a pesar de que, sí, le echaron montón.

En este nivel de superficialidad con que se abordaron los temas no tiene que sorprender la ausencia del tema de violencia/mujeres. En los spot del candidato Ricardo Anaya se dice que no es “normal” la brecha salarial, la violencia doméstica, etcétera, etcétera.

Perdón pero desgraciadamente si es “normal”, basta escuchar al trampas; a Zavala o al mismo Anaya que es ha sido y será gozne, con un sistema político ya caduco y de salida. O bien, para mayor evidencia, la actitud que tienen y han tenido frente a esta problemática en los últimos 30 años los diferentes gobiernos y partidos políticos.

Sus spots son como los llamados de Miguel Ángel Osorio Chong (exsecretario de Gobernación), cuando hacía sus discursos para combatir la violencia doméstica, siendo jefe de la seguridad nacional y de la tortura como método de trabajo. Ambos son una burla cruel para la causa de las mujeres, ya basta de simulación.

En un país donde sólo el 10 por ciento de la población es dueño de toda la riqueza que se produce, donde el abrumador incremento de la pobreza femenina es una realidad que no se cuestiona –a tal grado que Coneval en sus informes invisibiliza las cifras de pobreza femenina–; donde las palabras “bienestar y distribución del ingreso” prácticamente han sido borradas del diccionario, porque no va a ser “normal” toda esta violencia, corrupción e impunidad en que se vive. Si se siembran camotes, se cosechan camotes.

* Economista especializada en temas de género

Twitter: @ramonaponce

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