En México, la protección contra el abuso sexual infantil no es un problema de falta de leyes, sino de voluntad política para aplicar las existentes y castigar a los delincuentes, aseguró hoy la investigadora Elena Azaola, al comentar el caso del pederasta de origen libanés Jean Succar Kuri, acusado de abusar sexualmente de 23 menores en Cancún
En el último día del Seminario sobre Violencia Familiar en el Distrito Federal, que inició el lunes pasado, la investigadora y antropóloga social del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS), se pronunció porque el hotelero de origen libanés sea perseguido y castigado.
Entrevistada por Cimacnoticas sobre el caso del pederasta, quien según fuentes oficiales está en la ciudad de los Angeles, la investigadora explicó que son muchos los mecanismos de los cuales se valen los delincuentes para explotar sexualmente a los infantes, uno de los más comunes es la oferta de trabajo.
Describió que los menores se encuentran en las calles, bares, destinos turísticos y prostíbulos, donde viven bajo el yugo de los proxenetas, quienes los obligan a cumplir las fantasías sexuales más aberrantes para «satisfacer» a los clientes.
La especialista destacó que varios son los factores que empujan a generar esa situación, entre ellos; la desintegración familiar, la pobreza extrema, la violencia familiar y el abandono los obligan a salir de sus casas ya sea para ayudar con unas monedas a la economía familiar o para no regresar jamás a ellas.
Azaola realiza desde hace varios años investigaciones sobre este problema y presentó la ponencia El Comercio Sexual con Niños.
Explicó que los menores son prostituidos, usados en pornografía y turismo sexual entre otras modalidades, los sustraen de la vida ordinaria y las oportunidades de desarrollo a las que tienen derecho todos los niños y niñas.
Afirmó que la explotación sexual comercial de niños y niñas existe en casi todas las ciudades importantes de México y queda claro que el país forma parte de una tendencia que rebasa sus fronteras y a la cual no es posible que se sustraiga, «esto no impide que se realicen todos los esfuerzos y medidas necesarias para brindar una mayor protección a los niños y niñas», exhortó.
2003/RGL/MEL
