El periodismo es una profesión de alto riesgo en México que enfrenta intimidaciones e impunidad, sin embargo, «con unidad, ética y capacitación, también mejores salarios y prestaciones», se puede salir adelante, afirmó la presidenta de la Asociación Sinaloense de Comunicadoras, María de los Angeles Moreno.
Al rendir su primer informe de labores ante comunicadoras en la asamblea anual de la Federación de Asociaciones de Periodistas Mexicanos (Fapermex), se denunció que durante el presente gobierno han ocurrido 33 agresiones contra comunicadores de distintos medios del país.
Al disertar la ponencia Periodismo y Los Derechos Humanos, Érika Cervantes, secretaria de la Mujer de la Fapermex, detalló que en 2005 se registró la desaparición de Alfredo Jiménez Mota.
Citó que tan sólo el primer año de esta administración federal se registraron cuatro asesinatos, el 9 y 18 de abril de 2000, asesinaron a un reportero de La Opinión, en Matamoros, Tamaulipas; y otro de Radio Net, en Ciudad Juárez, Chihuahua, respectivamente.
Ese mismo año, detalló, pero en febrero, asesinaron a otro compañero de Multicosas, de Reynosa Tamaulipas.
De Ciudad Victoria, Tamaulipas, Pedro Pérez Natividad, fue atacado con bombas molotov; en abril, indicó, fue asesinada Guadalupe García Escamilla, conductora de XH-NOE Stéreo 91, de Nuevo Laredo; y Raúl Gibb Guerrero, director de La Opinión, en Poza Rica, Veracruz.
Puntualizó que la materia prima del trabajo de los periodistas es la información y como tal, se ha convertido en una cuestión de riesgo denunciar.
«Es importante destacar que en los actos en contra de las y los periodistas, en los que se viola el derecho a la libertad de expresión, se violan consecuentemente un conjunto de derechos que el Estado no reconoce públicamente y que por tanto, no se asegura su investigación durante las diligencias ministeriales».
Detalló que los derechos involucrados en las agresiones a periodistas, son el derecho a la vida, a la justicia, a la integridad personal y/o comunitaria.
El derecho también a la libertad, a la seguridad personal, a la vida privada, a la información y a la libertad de expresión.
«Así pues», externó, «es importante puntualizar que cuando se ataca a un periodista y por tanto, se cometen violaciones de derechos humanos, no solamente se trata de violaciones contra una persona».
06/LMC/LR
