Como nunca, el presidente de México, Vicente Fox, fue vilipendiado y abucheado por las y los legisladores de la oposición durante le lectura de su mensaje en ocasión de su IV Informe de Gobierno.
Las legisladoras federales fueron severamente críticas al grado de protagonizar actos de protesta en los que al mandatario no le quedó de otra más que resignarse ante las airadas respuestas a su informe.
Tal fue el caso de la diputada Margarita Martínez del Partido Revolucionario Institucional (PRI), quien ni tarda ni perezosa corrió para alcanzar a Fox justo cuando el presidente se aprestaba a abandonar el recinto legislativo al término de la sesión solemne.
«A ver cuando me invita a foxilandia para conocerla», le increpó la diputada, a lo que el jefe de esta nación, con el talante descompuesto y la mirada baja de la derrota, le respondió: «Aquí es foxilandia», en alusión más que directa al Congreso de la Unión.
Respondona, la priista atizó: «No, foxilandia es la que usted sueña y nos lo viene a contar aquí». Sin respuesta, el presidente intentó darle el beso de despedida a la diputada como para calmar los ánimos y ella manoteó molesta.
Sin más, el jefe del Ejecutivo se retiró y se originó un conato de confusión entre legisladores y personal de seguridad del recinto. Entonces salió a relucir la fineza del diputado Rubén Torres del Partido Acción Nacional (PAN), quien encanijado por la actitud de la priista le espetó en el rostro: «¡Mejor vete a Sullivan!».
Antes, Vicente Fox pasó seguramente uno de los momentos más amargos de su vida, cuando justo a las 20 horas con 32 minutos, al concluir su discurso, la bancada del PRI en pleno, le dió la espalda al presidente.
Contagiadas por la irreverencia, las fracciones del Verde Ecologista, Partido del Trabajo, Convergencia, y por último el PRD, se sumaron a la demostración de desdén al mandatario. El rostro de Fox se colmó de seriedad. Fueron inútiles las alabanzas, aplausos y gritos de «Vicente, Vicente» que la bancada panista prodigaba a su jefe máximo.
Ante la contundente manifestación de rechazo hacia Fox, la diputada del PRI María Esther Sherman anduvo deambulando entre las curules de las y los legisladores de oposición como tramando la conspiración, por lo que entre las malas conciencias se despertó la sospecha de que la ex secretaria de Finanzas del PRI habría sido la artífice del acto de protesta.
A lo largo de 80 minutos exactos que duró el acto, el presidente de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados, el priista Manlio Fabio Beltrones llamó al orden al pleno legislativo al menos 11 ocasiones.
Desde la llegada del mandatario al recinto de San Lázaro a las 19 horas con 8 minutos, la fracción perredista le dio la cordial bienvenida con la consigna «¡Fox entiende la patria no se vende!».
A las espaldas de Fox, el diputado Inti Muñoz portaba una cruz de cartoncillo negro para simbolizar a las mujeres asesinadas y desaparecidas en Ciudad Juárez, Chihuahua.
Las diputadas del PRD Cristina Portillo, Ana Lilia Guillén y Rosario Herrera se rolaron todo el tiempo para mostrar diversas pancartas en las que se leía «Pinocho», o para manifestar su respaldo al jefe de Gobierno del Distrito Federal Andrés Manuel López Obrador.
La que de plano no aguantó mucho el mensaje foxista y abandonó el recinto legislativo a las 19:36 horas fue la senadora perredista Leticia Burgos.
Así, el maremagnum de gritos, interrupciones, y reclamaciones de la oposición fue interminable. Como nunca antes en la historia de México (a menos que Carlos Salinas de Gortari haya tenido mejor suerte), se había acusado de «mentiroso» de modo tan inclemente a un mandatario durante su informe de gobierno.
Si bien las mujeres estuvieron ausentes en el reporte oficial, en el recinto y en las calles que rodean la Cámara baja su voz y su rebeldía estuvieron más vivas que nunca.
2004/RM/LR
