Las mujeres internas en los centros penitenciarios del Distrito Federal padecen daños a su salud, educación y condición de madres, además de que son víctimas de mayores penas de cárcel y rechazo social debido a estereotipos sobre los roles familiares.
Lo anterior se desprende del «Diagnóstico interinstitucional del sistema penitenciario en el DF», elaborado por la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal (CDHDF) y divulgado recientemente.
El documento establece que mil 179 mujeres están recluidas en tres centros penitenciarios de la capital: los anexos femeninos en los reclusorios norte y oriente, y la cárcel de mujeres en Tepepan.
Las mujeres presas en el Distrito Federal representan 5.03 por ciento del total de la población penitenciaria, lo que «no justifica la falta de establecimientos especializados para ellas», advierte el estudio.
Las tres cuartas partes de las mujeres son madres. El 23.75 por ciento del total de mujeres fueron encarceladas por delitos contra la salud, arrastradas en la mayoría de los casos por sus parejas.
En tanto, 41.7 por ciento de los delitos cometidos por mujeres son los delitos patrimoniales, en especial el robo, «situación íntimamente ligada a su papel de responsables de la familia y su situación de pobreza», señala la investigación de la CDHDF.
Mientras, 15.11 por ciento de las mujeres están recluidas por homicidio, y según el documento, sufren penas de cárcel más rigurosas toda vez que «el uso de la violencia por parte de las mujeres, es socialmente reprobable debido a la imagen de madres, esposas e hijas cariñosas, indefensas, capaces de dar la vida por los suyos».
Respecto a sus condiciones carcelarias, la investigación apunta que del total de mil 179 mujeres presas, 876 son madres, pero sólo 21 menores viven con ellas en las prisiones.
Agrega que «en muchos casos la opinión de la interna respecto de qué hacer con sus hijos e hijas no es tomada en cuenta (por las autoridades penitenciarias), o se intenta influir en ella para que decida lo que al personal de la prisión le parece lo más conveniente».
En materia de atención sanitaria, las mujeres presas cuentan con «simples puestos de socorro» y sólo el penal de Tepepan cuenta con servicio especializado de urgencias. El texto destaca que ningún centro penitenciario para mujeres cuenta con personal especializado en salud reproductiva.
El documento advierte que la CDHDF emitió este año una recomendación a las autoridades penitenciarias, debido a que a una interna del penal de Tepepan se le negó la realización de una salpingoclasia.
Por otro lado, el estudio señala que de los 88 programas de trabajo impulsados en los centros de readaptación social, 42 correspondieron a los centros femeniles, pero ninguno de ellos correspondió al área educativa.
El 6.11 por ciento de mujeres reclusas son analfabetas, mientras que 2.37 por ciento de hombres recluidos se encuentran en esa condición.
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