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Defienden derechos de mujeres haciendo teatro

Por Guadalupe Vallejo Mora

Hace 16 años iniciaron su trabajo en la calle, porque «es ahí donde está el verdadero teatro de la vida». Son un grupo de activistas y actrices conformado por ocho brasileñas de diferentes edades, posiciones económicas y profesiones que, dentro y fuera del escenario, adoptaron como bandera central la denuncia política, la social, la económica, aquélla cuyo objetivo es visibilizar las injusticias que padecen las mujeres.

Se hacen llamar Loucas de Pedra Lilás (Las locas de Piedra Lila) y buscan, a través del teatro, generar conciencia en torno a asuntos cruciales relacionados con la salud y los derechos sexuales de las mujeres y, por medio de sus canciones, dar esperanza a quienes las escuchan y hacerles saber que Otro mundo es posible, canción que intepretaron en julio de 2004 durante su participación en el Foro Social de las Américas, celebrado en Quito, Ecuador.

Alrededor de 250 mujeres indígenas de 22 naciones conocieron más de cerca su trabajo -algunas ya lo habían hecho en las calles mismas de sus países o en otros foros sociales-, durante el Segundo Encuentro de Mujeres Rurales de América Latina y el Caribe, que se desarrolla en el centro vacacional La Trinidad del Municipio de la Santa Cruz.

Como buenas cocineras, ellas buscan construir un antídoto «que realmente nos haga salir de la situación de opresión, analfabetismo, hambre, violencia y miles de cosas que pasan en este momento en el continente y que oprimen principalmente a las mujeres, la infancia y las personas de la tercera edad», comenta Ana Bosch, integrante de las Loucas.

«Nosotras estamos en busca del mejor ingrediente que podemos aportar como mujeres, y ése, sin duda, son las luchas, las leyes internacionales, los foros sociales, todo lo que se cocina en el mundo alternativo de aquéllas que creemos que otro mundo es posible, donde la gente sea más importante que el dinero y la economía», agrega.

Entrevistada por Cimacnoticias luego de la presentación que hicieron para sensibilizar a las mujeres de que la violencia y la opresión no son una «cosa natural, ni mucho menos una herencia con la que hay que cargar», Bosch -cuyo maquillaje blanco en el rostro, semejante al de un mimo, se desvanece poco a poco por el sudor que corre de su frente-, aclara que el nombre de su compañía es una forma de llamar la atención de la gente.

«Somos Locas de Remate, y el lila es el color de lo femenino. Vamos a la calle para tirar nuestras piedras, para mostrar que muchas de las cosas que se dicen del feminismo no son ciertas; son una campaña de aquéllos que se incomodan con lo que nosotros decimos. Queremos mostrar que somos feministas, simpáticas, inteligentes, con buen humor».

Así, poseía, denuncia y una dosis de picardía, ellas recuerdan a las labriegas presentes en el Encuentro que sus gobiernos han firmado una serie de compromisos que a la fecha no han cumplido. «Ahí están El Cairo (1994); Pekín (1995); la Cumbre Alimentaria (1996);las Metas del Milenio (2000); la Conferencia contra el Racismo (2001)…»

Agrega la activista: «En nuestra presentación estamos colocando las cosas malas que nos suceden en el continente, los hurtos, pero también queremos poner aquéllas buenas que pueden hacer el ‘buen caldo’ para que surja otra energía, otra dignidad de vida dentro del continente; como la lucha de las mujeres de Cochabamba, Bolivia, en 2003, también conocida como la Guerra del Agua, donde se logra expulsar a la capitalizadora Aguas de Tunari, empresa propiedad de una transnacional alemana, de la administración del vital líquido».

Las Loucas de Pedra Lilás son un grupo de actrices y activistas que, desde la Red de Mujeres Rurales de la región promueven canciones de lucha, de protesta, de denuncia; entre ellas O Canto Das Margaridas, que entonaron durante la Marcha de las Margaritas; ésta que a 25 mil trabajadoras rurales en agosto de 2000 y a alrededor de 50 mil en la segunda marcha, realizada en 2003.

Para 2007 se prepara ya la tercera manifestación multitudinaria que lleva ese nombre en homenaje a Margarita Alves, lideresa sindical de las trabajadoras rurales asesinada el 12 de agosto de 1983; el objetivo de la marcha es presentar un modelo de desarrollo rural sostenible en respuesta al sistema actual, el cual mantiene a las mujeres en estado de pobreza, discriminación, explotación y exclusión social.

«Existimos en la calle desde el 89 y ya para 1996, como veíamos que la idea llamaba la atención y era un medio de comunicación efectivo para enarbolar las demandas de las mujeres, llegamos a teatros. Sin embargo, creo que la calle es el espacio donde circula la mayor cantidad de gente y es allí donde debe estar nuestro trabajo. Hablamos de los derechos de las mujeres; somos feministas, articuladas con los movimientos. Creemos que tenemos un papel protagonista de los cambios», puntualiza Ana Bosh.

05/GV/YT

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