El alto número de homicidios de mujeres, en circunstancias brutales con indicios de que muchas de ellas también sufrieron violencia sexual, es motivo de preocupación nacional e internacional, advirtió Amnistía Internacional (AI) al gobierno de Guatemala.
En un documento AI señala que –de acuerdo con datos de la prensa nacional- durante 2004 se registraron 527 muertes violentas de mujeres, un aumento considerable respecto a las 383 ocurridas en 2003 y a las 163 de 2002. Advierte que la falta de estadísticas sobre los homicidios de mujeres en Guatemala se debe a la ausencia de sistemas oficiales de información.
AI indica que el porcentaje de mujeres víctimas de homicidios va en aumento, toda vez que de acuerdo con los registros policiales en 2002, las mujeres representaban 4.5 por ciento del total, en 2003 eran 11.5 por ciento y en 2004, 12.1 por ciento.
Según la misma fuente, para 2004 la policía contabilizó 175 muertes de mujeres por arma de fuego, 27 por arma blanca y 323 a otras causas. Al respecto, advierte que «estas categorías ocultan la naturaleza brutal de los homicidios, donde los cuerpos de las víctimas presentaban indicios de violación, tortura y mutilación antes de la muerte».
AI considera que el número real de muertes violentas de mujeres en Guatemala durante 2004 es superior a 527, pues en muchos casos, las muertes se clasifican como accidentales en lugar de violentas.
Sobre la respuesta del gobierno de ese país frente al feminicidio, Amnistía señala que luego de las recomendaciones de organismos no gubernamentales y de derechos humanos, relatoras especiales de la mujer de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y de la Organización de los Estados Americanos (OEA), se observa una reacción inadecuada.
También hace énfasis en la cantidad limitada de recursos humanos, financieros y técnicos en la investigación de estos homicidios violentos.
DISCRIMINACIÓN EN LAS INVESTIGACIONES
Como ejemplo de lo anterior, menciona que tras la visita de Yakin Ertük, relatora especial de la ONU sobre la violencia contra la mujer, se creó una unidad de Homicidios contra Mujeres en el Servicio de Investigación Criminal.
Siete meses después, la relatora especial de la OEA sobre derechos de la mujer, Susana Villarán, visitó Guatemala y encontró que sólo había 15 funcionarios, un automóvil, un teléfono celular y dos computadoras para toda la unidad.
AI también explica la clasificación de las muertes de mujeres se lleva a cabo con discriminación, toda vez que según las estadísticas policiales, los «problemas personales» y los «crímenes pasionales» representaron 50 por ciento de los feminicidios durante el primer semestre de 2004.
Al respecto, el organismo internacional apunta que en los llamados «crímenes pasionales», encontraron definiciones tales como «las víctimas son mujeres que han sostenido más de un matrimonio», lo cual refuerza la idea de que la violencia contra las mujeres es un asunto privado y no un delito.
En el mismo tenor, expone que la policía y los ministerios públicos suelen desacreditar los homicidios culpando a la víctima o insinuando que merecía ser asesinada, tal es el caso de un funcionario de la Unidad de Homicidios contra Mujeres, quien consideró que la mayoría formaban parte de las bandas juveniles.
La Procuraduría de los Derechos Humanos en Guatemala (PDH) calcula que 90 por ciento de los homicidios de mujeres no han sido investigados. Mientras, la Fiscalía de la Mujer del Ministerio Público señaló en 2003, con relación a los crímenes de ese año, que 66 por ciento no se habían investigado.
AI instó al gobierno guatemalteco, encabezado por Oscar Bérger, a considerar sus motivos de preocupación y atender el feminicidio como un asunto grave de derecho y derechos humanos.
2005/MP/SJ
