El trabajo doméstico no remunerado debe ser una responsabilidad compartida de las familias y dejar de verse como un deber propio de las mujeres, señalaron hoy especialistas entrevistadas en el programa radiofónico Público y Privado, producido por Cimacnoticias.
Con motivo del Día Internacional del Trabajo Doméstico, que se celebra el mañana martes, las invitadas al programa, que transmite la XEQK del Instituto Mexicano de la Radio, reflexionaron sobre el significado del trabajo doméstico no remunerado y sus secuelas para las amas de casa.
Gabriela Delgado, investigadora del Centros de Estudios sobre la Universidad (CESU) de la UNAM, dijo que todos los integrantes de un hogar son corresponsables de su buen funcionamiento, y mientras no disfruten de las actividades que se realizan dentro de él, las mujeres continuarán padeciendo frustraciones.
Resaltó que la mecanicidad del trabajo del hogar afecta a las mujeres psicológicamente causándoles depresiones, pues no es reconocido ni apreciado por nadie, a menos que no se haga.
El tiempo del ocio no existe para las mujeres. Su jornada nunca termina aún cuando tengan un trabajo remunerado fuera del hogar. Ellas no llegan a descansar, sino a continuar su trabajo ahora en casa al ocuparse de las tareas, los uniformes la cocina, la ropa o la limpieza, agregó.
No tienen tiempo para el ocio, pero tampoco tienen conciencia del trabajo doméstico, del estado de alerta y de riesgo en que viven porque deben estar al pendiente de que en la casa no falte nada y eso les impide incluso descansar cuando duermen pues o tienen insomnio o en sus sueños se meten los pendientes de la casa.
Indicó que todo lo que implica el mantenimiento del hogar requiere de servicios y de actividades no solo físicas sino de ordenamiento del tiempo, por lo que hizo un llamado a las mujeres a reconocer y valorar las actividades que realizan en sus hogares.
Por su parte, Norma Luz Ramírez, directora del Colectivo Atabal, organismo especializado en los derechos humanos de las trabajadoras domésticas, explicó que cuando las mujeres tienen que salir a trabajar para contribuir al ingreso familiar, son en su mayoría víctimas de la culpa y las cargas morales al tener que dejar el cuidado de las y los hijos y de la casa, al servicio de otras.
A este respecto, indicó que la mujer puede tener otro tipo de compensaciones que no necesariamente tienen que ser económicas, sino que pueden ser en especie, como las pensiones o el servicio de guarderías, lo que involucra al Estado.
El Estado es responsable en cierta medida de proveer los servicios que las familias necesitan y de esta forma, «aminorar» el trabajo doméstico, destacó.
Ramírez destacó la importancia de visibilizar el trabajo doméstico ya que apuntó, éste continúa minimizado porque se considera un asunto privado porque lo público, dijo, es algo que interesa a toda la sociedad.
En tanto, Margarita Ortega, secretaria ejecutiva del Instituto Nacional de las Mujeres, destacó la importancia de que la mujer participe en la vida pública porque con ello contribuye al mejoramiento de la economía de su hogar, por lo que señaló, en un hogar todos deben participar.
Ortega admitió que el Inmujeres carece de estudios sobre la forma en que el trabajo doméstico no remunerado de las mujeres puede ser recompensado.
Las participantes coincidieron en que más que buscar una retribución monetaria, la respuesta está en que los demás miembros de la familia asuman su responsabilidad en las labores domésticas.
2003/LGL/MEL
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