Inicio De la pobreza a la esclavitud

De la pobreza a la esclavitud

Por Ruth Morris

Son miles los inmigrantes que viajan a los Estados Unidos y que son víctimas de trata, forma moderna de la esclavitud cada año, a quienes se les obliga a trabajar en fábricas, campos de cultivo, por quienes se exige rescate, o, en casos extremos, son enviados a burdeles para que paguen por la deuda a su «coyote» o contrabandista, señalan expertos.

Tres mujeres con historias similares de trata se les ofreció trabajo como meseras y una vida mejor. Pero una vez que llegaron a la Florida, Estados Unidos, fueron abandonadas en sucios burdeles y obligadas a trabajar como prostitutas.

Ahora que algunos de sus «clientes» están en la cárcel y que los fiscales necesitan sus testimonios, las tres han desaparecido en los umbrales de una comunidad de inmigrantes indocumentados que se vieron forzados a pagar un precio demasiado alto por venir a Estados Unidos, dice el Portal El Sentinel.

Un funcionario de la embajada que se entrevistó el año pasado con una de estas mujeres y que pidió permanecer en anonimato por lo delicado y peligroso del caso, señaló que nadie quiere cooperar ni declarar «no contamos con ninguna información». «Nuestra gente no se queja. No lo consideran un crimen. Creen que tener la posibilidad de venir es una bendición», agregó.

La mayoría de los casos nunca llegan a denunciarse a las autoridades, según han informado trabajadores de agencias de servicio social, por miedo a recibir golpes, enfrentar la deportación o que se tomen represalias contra los miembros de su familia. En otros casos, como en el de las prostitutas, la mayoría de las víctimas no reciben ayuda, dejan incluso a los fiscales sin testigos para inculpar a quienes infringen la ley.

Según el Consejo de Inteligencia Nacional el contrabando de mujeres y niños es la segunda actividad criminal más rentable en el mundo, después del tráfico de drogas.

«En realidad este es un crimen desconocido y oculto», dijo Leslye Boban, directora de Florida Freedom Partnership, que ofrece vivienda y consejería a las víctimas de trata humano.

Sin embargo, una ley, conocida como el Acta de Protección para las Víctimas de Tráfico Humano, promulgada en el 2000, ha ayudado a que se denuncien algunos casos. Por medio de esta, se ofrece a los inmigrantes permisos de trabajo e indulto a la deportación si testifican contra algunos sospechosos. La Florida, por su parte, adoptó la misma ley en el ámbito estatal el año pasado.

El problema está en que muy pocos inmigrantes saben que esto existe. Sólo dos casos han logrado hacerse públicos en la Florida en los últimos años.

INCLUSO NIÑAS

En 2002, tres contratistas en el negocio de cítricos fueron convictos por mantener contra su voluntad y amenazados con armas de fuego a un grupo de trabajadores agrícolas. En 1998, el FBI desarticuló a una red de prostitución que traía inmigrantes, incluso a niñas de tan sólo 13 años, para trabajar en prostíbulos en el sur de la Florida.

En un tercer, la policía de Lantana en el condado de Palm Beach rescató hace dos semanas a una joven guatemalteca, Susana José, de 18 años. Presuntamente, los dos sospechosos en este caso la trajeron cruzando la frontera mexicana, luego la amenazaron con «venderla» si sus padres no pagaban el dinero que se les debía por el viaje. La policía encontró dinero en el vehículo, junto a una lista de otros inmigrantes, presuntas víctimas de contrabando.

El tráfico de inmigrantes tiene distintas modalidades, según Schell, abogado y director del Migran Farmworker Justice Project, en Lake Worth.

Existe el caso de los inmigrantes que deben trabajar para pagar la deuda de sus coyotes, por ejemplo, en cultivos de tomates o naranjas en la Florida. La diferencia está en que algunos aceptan hacerlo.

«Estos son casos que se dan día a día», dijo un guatemalteco que vive en Palm Beach sobre el caso de José, liberada por sus captores después de una persecución policial televisada.

Este inmigrante pidió también anonimato por miedo a que se tomen represalias contra él, pero dijo que también él fue secuestrado por sus coyotes cuando vino a Estados Unidos a fines de los años 80.

Lo mantuvieron cautivo por 18 días, casi sin alimentos, después que según su coyote, los 300 dólares que le cobraron por traerlo a este país no fueron depositados donde le indicaron.

Este, sin embargo, es un caso más que quedó en el olvido. Un ejemplo más del porqué es tan difícil para los investigadores resolver estos casos.

2005/ES/SJ

Este Web utiliza cookies propias y de terceros para ofrecerle una mejor experiencia y servicio. Al navegar o utilizar nuestros servicios el usuario acepta el uso que hacemos de las cookies. Sin embargo, el usuario tiene la opción de impedir la generación de cookies y la eliminación de las mismas mediante la selección de la correspondiente opción en su Navegador. En caso de bloquear el uso de cookies en su navegador es posible que algunos servicios o funcionalidades de la página Web no estén disponibles. Acepto Leer más

-
00:00
00:00
Update Required Flash plugin
-
00:00
00:00
Ir al contenido