Inicio Cuba: Más mujeres elegidas para gobernar, pero aún insuficientes

Cuba: Más mujeres elegidas para gobernar, pero aún insuficientes

Por Sara Más

Aunque la participación femenina en las diversas instancias de gobierno ha ido creciendo en Cuba con el paso de los años, ellas siguen en desventaja frente a los varones, lo mismo a la hora de ser nominadas que poco después, cuando en las urnas se decide quiénes ocupan los cargos de los gobiernos locales al Parlamento.

Más de 9 mil cubanas fueron propuestas como candidatas a delegadas de circunscripción en las últimas elecciones parciales, que tuvieron su primera ronda el pasado 17 de abril.

De los 13 mil 949 delegados electos ese día, las mujeres fueron el 26.03 por ciento, un resultado superior al de años precedentes. «El 18.96 por ciento son jóvenes, igualmente superior al 7.04 por ciento anterior, por lo que los actuales resultados muestran un incremento en la representación femenina y juvenil en la composición de los delegados electos», precisó Roberto Díaz Sotolongo, presidente de la Comisión Electoral Nacional, al informar los resultados preliminares de los últimos comicios.

Mientras algunas personas lo ven como un triunfo indiscutible para las cubanas, con posibilidades demostradas para gobernar, otras creen que se trata aún de un modesto y progresivo peldaño en una carrera que todavía le queda por andar.

«No es una cuestión de sexos, sino de capacidades, no importa si se trata de hombre o mujer. Pero también es cierto que hay muchas mujeres con posibilidades y talento que no las proponen, mientras otras no se interesan por hacerlo. No falta quien se ampara en no querer sobrecargarla con más tareas y no las propone», asegura Yolanda Pérez, quien durante varios años se desempeñó como delegada de circunscripción.

En Cuba no existen cuotas que garanticen la paridad de mujeres y hombres en las nominaciones y elecciones de cargos en el gobierno, sin embargo, ellas tiene las mismas posibilidades de ser propuestas que los varones.

Aunque el número de mujeres propuestas se incrementa por año, todavía no ocupan suficientes espacios, en opinión de quienes comparan su representatividad en el gobierno con su protagonismo social.

Las mujeres constituyen más del 66 por ciento de los técnicos y profesionales; el 45.9 por ciento de la fuerza laboral activa del sector estatal civil, el mayoritario de la economía cubana y el 58.2 por ciento de la matrícula universitaria en el curso 2004-2005, además de ocupar poco más de un tercio del Parlamento.

En las elecciones que acaban de terminar, las candidatas a concejales representaron cerca del 28 por ciento de los más de 32 mil 640 aspirantes nominados, lo que representa un tres por ciento más que en 2002, es decir cerca de mil mujeres, según informes oficiales de la Comisión Electoral Nacional.

Pero, al parecer, no basta con que sean nominadas. «Pese a ligeros aumentos en las sucesivas elecciones, ellas nunca han sobrepasado la cuarta parte de la gran cantera de personas distinguidas en las circunscripciones por sus condiciones para ocupar el cargo de delegado municipal», señaló la periodista María Julia Mayoral en un artículo de la prensa local.

Aunque no faltan mujeres que rechazan una responsabilidad de ese tipo, al parecer la insuficiente presencia de las cubanas en cargos directivos del gobierno popular no ha respondido tanto a que ellas se nieguen, como a que no las proponen para ocuparlos, según una investigación del Centro de Estudios de la Mujer (CEM) de la Federación de Mujeres Cubanas (FMC).

La FMC, única organización femenina en la isla que agrupa a las mujeres mayores de 14 años a nivel de barrio, tiene entre sus líneas de trabajo promover el acceso de las cubanas más capaces al poder.

El estudio titulado Las cubanas en el gobierno popular: ¿dónde se pierden las mujeres?, de las especialistas Mayda Álvarez y Perla Popowski, busca las causas de la ausencia femenina en el gobierno desde la base.

Todo parece indicar que en las asambleas de base, primer y definitivo escalón para poder ocupar un puesto en cualquier nivel de gobierno, se encuentra la causa principal de la reducida representación femenina, señalan las autoras.

Según el estudio del CEM en la ausencia femenina inciden el temor a que ellas no puedan cumplir por falta de tiempo, resulten menos eficientes que los hombres o estén en edad de procreación, así como el falso paternalismo de no sobrecargarlas con más tareas de las que ya tienen.

El análisis menciona, además, los reducidos recursos materiales y servicios de apoyo al hogar, la carga real que supone la persistencia en la familia de la tradicional división de roles por sexo y los efectos de la crisis económica de los 90 que, según expertos, repercute con mayor severidad en las mujeres.

Lejos de lo que muchos suponen en la isla, es bajo el grupo de las que rechazan un puesto al frente de gobierno a nivel de barrio, aunque ellas expresan más negativas que los hombres.

Al negarse, unas y otros alegaron tener mucho trabajo, responsabilidades y tareas, pero ellas esgrimen con mayor frecuencia razones vinculadas al cuidado de la familia y la realización de labores en el hogar.

El citado estudio llama la atención acerca de que estas causas condicionan objetivamente a las mujeres, ya que a ellas suele exigírseles por la atención a hijos y padres y son quienes por lo general se ocupan de esos asuntos.

«Pero el asunto no queda ahí. También en las urnas la preferencia popular se ha inclinado por los hombres de manera invariable en los 11 procesos electorales del Poder Popular celebrados hasta el momento», añade ahora Mayoral, a la luz de las elecciones más recientes.

Algo sí es innegable. «Poco a poco, sin imponer cuotas, a fuerza de capacidades y resultados, las cubanas ganamos nuevos espacios en cada nuevo proceso de elecciones. Aunque algunas dejemos de dirigir, otras repiten la experiencia y algunas nuevas se estrenan en esa tarea», asegura Pérez satisfecha.

Más allá de estos avances, la mayoría de los cargos que hoy ocupan las cubanas se concentran en niveles básicos e intermedios, no en los puestos donde se diseñan políticas, se manejan recursos y se toman decisiones.

Por el número de diputadas, Cuba ocupa el séptimo lugar mundial junto a España y antecedida por Suecia, Dinamarca, Holanda, Finlandia y Noruega, según datos de la Unión Interparlamentaria.

Las mujeres ocupan en Cuba 33.5 por ciento de los cargos de dirección administrativa y casi 36 por ciento de los escaños del Poder Legislativo, la Asamblea Nacional del Poder Popular.

En tanto, en el Consejo de Estado (Poder Ejecutivo) apenas alcanzan el 16 por ciento de los cargos.

De acuerdo con informes de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), en la región la participación femenina en decisiones de alto nivel «es más una excepción que una norma».

La misma fuente señala que en la pasada década de los noventa sólo hubo dos presidentas, cuatro vicepresidentas designadas y una primera ministra, más algunas ministras, sobre todo en áreas sociales y de justicia.

El estudio de CEPAL indica que el 15 por ciento de los cargos ocupados por mujeres correspondieron a América Central y 22 por ciento al Caribe, única subregión donde la participación femenina en el ámbito político llegaba entonces al 20.5 por ciento.

SM/GM

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