Inicio Continúa carrera ascendente de contagios de Sida en el mundo

Continúa carrera ascendente de contagios de Sida en el mundo

Por la Redacción

Cuando recién se conoció de la epidemia, las personas notificadas por VIH/sida sintieron que «sus días estaban contados». Estamos hablando del fin de la década de los 70, época en que aparecieron los primeros registros médicos de la enfermedad.

El primer caso evidente de sida, aunque la enfermedad era entonces desconocida, se detectó a en la capital del entonces Congo belga, Kinshasha, en un paciente al que se le extrajo suero. Y en 1978, surgió en San Francisco, Estados Unidos, el primer enfermo de Sida, un homosexual, lo que dio pie a la enorme discriminación que sufrió este grupo durante los primeros años del brote del virus, según difunde Mujeres Chile.

Han pasado 26 años y las estadísticas son abrumadoras: 75 millones de personas contagiadas con el VIH y 26 millones de muertos por el sida en el planeta. Sólo en Chile, las cifras señalan que cuatro chilenas contraen el virus diariamente.

Y aunque todavía sea un tema del que algunos prefieren no hablar, las organizaciones que trabajan para prevenir e informar acerca de esta enfermedad ya no se encuentran en el anonimato. Y quienes trabajan en ellas y son portadoras del virus tampoco.

POR UNA INFIDELIDAD

Es así como Sara, enfermera, 34 años, accede a esta entrevista y relata que vive con VIH desde hace 14 años. Que es madre de un joven adolescente de 17 y que la contagió su marido por «una infidelidad».

«Lo bueno es que supimos salir adelante con esa situación y sobrellevamos juntos la enfermedad hasta que él falleció, hace nueve años atrás –señala-. Mientras él estaba vivo para mí fue muy difícil aceptar que yo era portadora, porque en ese tiempo tú sentías que ibas a morir en el corto plazo».

Cuesta imaginar que Sara sea seropositiva, rubia, delgada, habla con fluidez del tema y no esconde su experiencia. Al contrario, ella siente que compartiéndola es como ayudará a otras mujeres a salir adelante.

«La vida sigue a pesar de ser seropositivas y hay mucha vida por delante -comenta-. Yo siento que el VIH me ha cambiado y en muchos aspectos ha sido una evolución que me ha hecho crecer. He aprendido a vivir la vida de otra manera, a quererme más como mujer, a valorar mucho más a mi gente. A mi hijo en especial, a quien amo».

Para ella todas las mujeres deben cuidarse, las que son casadas, las que están emparejadas, las que pololean. «A las mujeres dueñas de casa que no tienen VIH yo les diría que se preocuparan del uso del preservativo.

A nosotras cuando nos diagnosticaron –éramos como 10 mujeres- nos asociaron inmediatamente al trabajo sexual y no era así. Yo tenía un marido estable, un hijo y ahora soy portadora, entonces nadie está libre de contagiarse si no se protege», destaca.

«Ellas tienen que preocuparse de dónde andan sus esposos –agrega con fuerza- y de negociar el preservativo. En este país no puede seguir imperando el machismo, ese que hace que el hombre le diga a su mujer tú me estás siendo infiel, es por eso que quieres que use condón».

Por último, Sara, quien se desempeña como la Coordinadora de Género de Vivo Positivo, invita a las mujeres a acercarse a las organizaciones que trabajan en el tema «porque quedarse solas y esconderse no lleva a nada bueno, todo lo contrario. Nos lleva a sumirnos en una depresión profunda y así nunca vamos a salir adelante».

«Hay que vencer el temor a mostrarse, a ser visible, porque es la única forma de vencer, no sólo a la enfermedad, sino a una sociedad que debe, cada día más, dejar atrás los prejuicios frente a una realidad que sólo si estamos conscientes e informadas podremos detener», recalca.

DERECHOS SEXUALES Y REPRODUCTIVOS

Para los investigadores Marina Carrasco y Francisco Vidal, autores del estudio «Mujeres chilenas viviendo con VIH/Sida: ¿Derechos Sexuales y Reproductivos», una de las principales críticas apunta a la «dura y enjuiciadora» actitud del personal de los servicios de salud que no están dentro de los «Programas VIH».

«Aunque, en general, hay una buena evaluación acerca de la atención en los servicios de salud, claramente es necesario mejorar aspectos vinculados con la sexualidad y reproducción, porque en ese ámbito se mantiene una visión represiva de la sexualidad. Esta se expresa en términos de que estas mujeres no continúen manteniendo relaciones sexuales, cuando está comprobado que sí lo pueden hacer tomando medidas preventivas».

Los profesionales agregan que a muchas de ellas se les dice que no tengan hijas/os, «cuando las probabilidades de que estos infantes sean seropositivos –estando la madre con tratamientos antirretrovirales- son iguales a las de una mujer sana en cuanto a que ésta tenga menores con síndrome de Down».

Para Marina Carrasco es fundamental capacitar al personal de salud en derechos sexuales y reproductivos, tanto como a las propias mujeres, ya que «así ellas podrán exigir que se respeten sus derechos si manejan la información adecuada», señaló.

2004/GV/SM

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