En 100 ciudades del país, existen 94 mil 795 infantes y adolescentes trabajadores que están en el sector informal. Del total, casi 33 mil son niñas, reveló el Segundo Estudio en 100 Ciudades de Niñas, Niños y Adolescentes Trabajadores.
El Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF) y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), realizaron la investigación, cuyos resultados dados a conocer hoy revelan que el 38 por ciento de menores entre seis y 17 años trabajan como «cerrillos» o empacadores en tiendas de autoservicio.
El 31.1 por ciento se dedica al comercio ambulante en vía pública, principalmente, en tanto que el 16 por ciento realiza actividades que pueden ser consideradas como servicios de ayuda y mendicidad.
Para la titular del DIF nacional, Ana Teresa Aranda Orozco, el análisis 2002-2003, resalta que la incorporación temprana al trabajo limita el ejercicio de los derechos humanos de miles de infantes mexicanos en las principales ciudades del país.
La elaboración de la investigación, «permite no sólo actualizar la información del primer estudio realizado en 1997, sino también analizar los factores que intervienen en la incidencia del problema y sondear las debilidades y fortalezas de la atención institucional», dijo.
Además, permite a las instituciones públicas y de la sociedad, replantearse metas, objetivos y líneas de acción que redunden en benefició de la población infantil.
Arando Orozco explicó que la realización del segundo estudio requirió la participación de cuatro mil trabajadores de los sistemas estatales y municipales del DIF.
El estudio detectó que entre las causas de los infantes para comenzar a trabajar está el apoyar al gasto familiar (38.2 por ciento) y un 13.9 por ciento respondió que trabaja para solventar sus propios gastos. El 10.5 por ciento, contestó que para poder estudiar.
El contenido del análisis, reveló los riesgos que enfrentan los menores trabajadores, tales como el consumo de drogas, el inició de la vida sexual con escasa información que trae consigo enfermedades de transmisión sexual y embarazos no deseados.
Al hacer uso de la palabra, la representante en México del UNICEF, Yoriko Yasukawa, señaló que el derecho a no ser explotado, maltratado o expuesto a múltiples peligros de las calles, así como el derecho a la educación, entre otros, debe ser una prioridad para la sociedad en su conjunto y las instituciones encargadas de velar por la niñez.
Dijo «muchas veces mostramos hacia ellos, negligencia, indiferencia o avaricia al explotarlos cuando trabajan».
La violación de sus derechos fundamentales, perjudica su desarrollo físico, intelectual y emocional, perpetuando así el estado de exclusión y marginación en el que se encuentran.
Tanto la titular del DIF nacional y la representante del UNICEF, señalaron que el estudio pone de manifiesto que para romper con la reproducción de la pobreza y la exclusión social, se debe garantizar el cumplimiento de sus derechos y el goce de una infancia plena que les permita crecer con dignidad.
2004/RG/GV/SM
