Casi la mitad de los aproximadamente 180 millones de migrantes internacionales, son mujeres, quienes ya no viajan en calidad de acompañantes de sus parejas, sino que cada vez más lo hacen por su propia cuenta, en busca de mejores mercados laborales. afirmó Patricia Cortés Castellanos, del Centro Latinoamericano y Caribeño de Demografía (CELADE) de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL),
En la publicación Mujeres Migrantes de América Latina y el Caribe: derechos humanos, mitos y duras realidades, se destaca que en esta región del mundo fue la primera en alcanzar la mencionada paridad.
La gran mayoría de las mujeres toma su decisión de manera autónoma, aunque existe un significativo número de ellas que cruza las fronteras a causa de conflictos armados, condiciones de pobreza, deterioro ambiental o desastres naturales.
Añade que otras mujeres migrantes se ven forzadas a salir de su país al convertirse en víctimas de violencia intrafamiliar, del abuso sexual y de la explotación por parte de delincuentes internacionales que se dedican a la trata de personas.
No obstante, precisa que una buena parte de ellas logra cumplir con creces sus propósitos. En este campo destacan aquellas mujeres solteras, jóvenes y con formación profesional, cuya decisión se basa en una preocupación por buscar un mejor porvenir, aventurarse y conocer el mundo.
Los destinos preferidos por las mujeres de la región son Estados Unidos, con tres cuartas partes del total del flujo migratorio, España y Japón, seguidos por Canadá y el Reino Unido, abunda la investigación.
La consultora del CELADE indica que con el fenómeno de feminización de la migración y con el rol que asumen las mujeres como proveedoras de remesas remesas para sus familias, se contribuye a cambiar los patrones de subordinación que las afectan.
Subraya la necesidad de fortalecer la agenda internacional para la promoción de los derechos humanos de las mujeres migrantes y en el terreno político, la tarea es consolidar mecanismos jurídicos que promocionen los derechos humanos de dichos grupos.
En el ámbito técnico, el desafío se instala en comprender y asumir las demandas y necesidades de las mujeres para fortalecer y direccionar el diseño, la negociación y ejecución de las políticas públicas respectivas.
Es de importancia capital, afirma la experta, promover el empoderamiento de los grupos migrantes como sujetos de derecho, especialmente de las mujeres por su doble vulnerabilidad: su condición natural de mujer y de migrantes, pero también reconocer su importante aporte para la productividad de sus países a través del envío de remesas.
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