La organización internacional Amnistía Internacional (AI) ha expresado una condena contundente contra los ataques que el 21 de abril se cobraron la vida de al menos 58 personas, muchas de ellas niños, en Basora, ciudad de Irak.
En boletín de prensa, AI indica que sólo el martes 20 de abril perdieron la vida 22 presos en ataques con mortero perpetrados contra la cárcel de Abu Ghraib, al oeste de Bagdad, y se contabiliza en más de 600, el número de víctimas –entre ellas numerosas mujeres y niños— en la ciudad de Faluya, que sigue bajo asedio.
Amnistía Internacional señala que teme que la población civil de Faluya pueda ser víctima de los combates una vez más, y que se desate una crisis humanitaria si no se toman las precauciones necesarias para proteger a todos sus habitantes.
«Los ataques indiscriminados tienen un efecto devastador y ponen de manifiesto un absoluto desprecio al más fundamental de los derechos humanos: el derecho a la vida. Esto se ha hecho patente de forma trágica para los padres de los niños que han muerto o han resultado heridos como consecuencia de la explosión ocurrida cuando se dirigían al colegio», ha afirmado la organización.
El miércoles 21 de abril, por la mañana, y en la hora de más actividad, una serie de bombas coordinadas explotaron en tres comisarías de policía de Basora y una academia de policía ubicada en el área de Zubair. En el momento en que se produjeron las detonaciones en el centro de Basora, se encontraban en la zona dos autobuses escolares, relata AI.
La organización internacional señala que «debe ponerse a los responsables en manos de la justicia y conforme al derecho internacional; es necesario acabar con el clima de impunidad actual porque, de otro modo, nunca se podrá poner fin a la violencia».
Y se dice preocupada porque el número de víctimas civiles no deje de crecer en Irak, añadiendo que la falta de seguridad dificulta la vida diaria de hombres, mujeres y niños y socava su derecho a gozar de sus derechos humanos básicos.
2004/BJ