Inicio Impunidad en desaparición de 43 mujeres durante “guerra sucia”

Impunidad en desaparición de 43 mujeres durante “guerra sucia”

Por Anaiz Zamora Márquez
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“Guerrilleras”, libro de reciente publicación sobre la participación femenina en la lucha armada durante el periodo conocido como “guerra sucia”, dedica uno de sus capítulos a las 43 mujeres que fueron detenidas-desaparecidas entre 1971 y 1983.
 
De acuerdo con la información obtenida de los expedientes oficiales, 18 casos corresponden a la Liga Comunista 23 de Septiembre (LC-23), seis del Partido de los Pobres (PDLP); dos más eran integrantes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR), una del Movimiento de Acción Revolucionaria (MAR), y una más de las Fuerzas Armadas de Liberación (FAL).
 
También se registraron dos casos de mujeres que no se especificaba a qué movimiento pertenecieron, y 10 mujeres que fueron detenidas aunque no fueran guerrilleras o no tuvieran militancia política.
 
Fue la manera en que el Estado trató de frenar todo movimiento que buscara derrocar el sistema de injusticia e inequidad en esos años, por ello entre las y los desaparecidos por motivos políticos, no todas las personas pertenecían a la guerrilla.
 
Dentro de las vidas arrebatadas están las de ciudadanos secuestrados por ser sospechosos, líderes sindicales, campesinos y estudiantes que sufrieron la represión como consecuencia de su lucha reivindicativa.  

Cada una de las historias de las guerrilleras detenidas dibuja el mismo patrón de las fuerzas represivas, pues prácticamente todas fueron aprehendidas en sus domicilios, sus centros de trabajo o en la vía pública por personal armado y en ocasiones uniformado.

Se trató siempre de un acto ilegal perpetrado casi en todos los casos a la sombra de la noche o en circunstancias que brindaron impunidad a quienes cometían los hechos, se asienta en el libro.

No hubo orden de aprehensión para ninguna de las detenciones y en muchas ocasiones se utilizaron vehículos sin placas, que no pudieron ser identificados por posibles testigos, a lo que se sumó que el Poder Judicial no hizo nada por castigar a los responsables.

Alberto López Limón, ex integrante de la Comisión Histórica de la desaparecida Fiscalía Especial para Movimientos Sociales y Políticos del Pasado (Femospp), hizo el recuento de los casos y señala que los responsables negaban la detención y “trataban de engañar a las familias”, por lo que se les impedía la asistencia legal y material, pues a la víctima se le daba por fallecida.

Posteriormente a su detención, las guerrilleras desaparecieron sin que hasta la fecha se conozca su paradero.

“A la familia se le causó el dolor que deja la incertidumbre”, con ello las autoridades también buscaban detener cualquier intento de subversión, ya que “la desaparición es una medida de intimidación, que desea que quienes coincidan con la víctima sepan lo que a ésta le acontece y se abstengan de seguir su ejemplo”, detalla López Limón.

Entre las guerrilleras detenidas-desaparecidas están Marina Texta y Ramona Ríos de Roque, integrantes de la Brigada Campesina de Ajusticiamiento, célula del PDLP, quienes fueron torturadas para obligarlas a confesar que conocían al líder Lucio Cabañas.

Otro caso es el de María Isabel Jiménez, quien se dedicaba a las labores del hogar, pero fue detenida y desaparecida en junio de 1972 cuando una partida militar fue a su domicilio en Atoyac, Guerrero, para buscar a su esposo que militaba en el PDLP. Al no encontrarlo, se la llevaron a ella.

En tanto, las hermanas Ana Luz y Sara Mendoza Sosa fueron detenidas al cruzar un retén del Ejército en el estado de Veracruz. Ambas militaban en el MAR, fundado por su hermano Leonardo.
 
Lourdes Martínez Huerta, de 23 años e integrante de la LC-23, fue detenida en junio de 1975 en Culiacán, Sinaloa, cuando ella presentaba un embarazo de entre tres y cuatro meses de gestación. Hasta la fecha se desconoce su destino y el de su hija o hijo.
 
Perla Sotelo Patiño, estudiante guerrerense de entonces 18 años de edad, forma parte de otros 48 casos que el Ejército quiso hacer pasar como mujeres y hombres muertos en combate en 1974.
 
Todos los casos de guerrilleras detenidas-desaparecidas documentados en el libro arrojan luz del por qué México ocupa el sexto lugar en desapariciones de presos políticos en América Latina.
 
A más de 40 años de distancia, sus compañeras que lograron sobrevivir continúan la exigencia de saber el paradero de estas guerrilleras, así como de sus hijas o hijos que nacieron en las cárceles y de quienes se sospecha fueron dados en adopción.
 
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