Julio César Mondragón Nava -uno de los tres normalistas torturados y asesinados junto a 43 compañeros que desaparecieron el 26 de septiembre en Iguala, Guerrero- quería ser maestro como su esposa, Marisa Mendoza (de 24 años), quien ahora tendrá que asumir sola la manutención de la hija de ambos.
Al cierre de un homenaje luctuoso (al que convocó el día de ayer el Centro de Derechos Humanos Fray Francisco de Victoria) y una colecta en beneficio de la pequeña familia que Julio César acababa de formar antes de ingresar en agosto pasado a la Normal Rural “Raúl Isidro Burgos”, Marisa contó a Cimacnoticias que conoció al normalista tres años atrás, cuando ella estudiaba en una normal rural de Tlaxcala.
Se enamoró de él en un baile. Se hicieron novios y hace un año supieron que tendrían a Melisa (hija de ambos), quien nació apenas hace cuatro meses y medio.
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